El Própolis es una sustancia resinosa que las abejas extraen de gemas y cortezas de diferentes árboles. Está formada esencialmente por una mezcla de compuestos de naturaleza aromática y fenólica enriquecida con numerosas sustancias bastante heterogéneas (ácidos grasos, terpenos, aminoácidos, vitaminas, sales minerales, etc.) cuya concentración puede variar mucho. Se trata de una sustancia fundamentalmente vegetal, aunque las abejas, después de recolectarla, la elaboran añadiéndole cera, polen y enzimas producidos por su propio organismo.
Es posible dividir los principales componentes del própolis en cinco grandes grupos:
Resinas 45-55%
Cera y ácidos grasos 25-35%
Aceites esenciales y sustancias volátiles 10%
Polen 5%
Otros compuestos orgánicos y minerales 5%.
Dentro de la colmena el própolis se utiliza junto con la cera como material de construcción, aislante y revestimiento de protección de todas las superficies internas del panal. La recolección del própolis también representa un mecanismo de inmunidad social que la colonia aplica pues tiene importantes funciones de antibiótico, antimicrobiano y antiviral. Por sus propiedades antibióticas y antimicrobiana, el própolis se ha empleado mucho en el campo biomédico desde los tiempos antiguos. Los egipcios la empleaban durante los procesos de embalsamado de cadáveres, mientras que en época clásica y medieval se empleaba a menudo para la desinfección y cicatrización de heridas y como desinfectante para las inflamaciones de la cavidad oral. A partir del siglo XVIII y hasta hoy el própolis se ha utilizado para el tratamiento y cuidado de las inflamaciones de la cavidad oral y de las vías respiratorias. En efecto, su actividad antibiótica y antimicrobiana resulta muy eficaz para la inhibición de la proliferación de los microorganismos patógenos responsables de infecciones e inflamaciones de la cavidad oral y de la parte superior de las vías respiratorias, aliviando rápidamente los síntomas de la inflamación.
La Echinácea es una plata medicinal de cuyas raíces y partes aéreas se obtienen estratos que logran activar y reforzar el sistema inmunitario. En su uso tradicional los extractos se utilizan para prevenir y combatir las enfermedades por resfriado y la gripe. Actualmente se utiliza en ciclos de algunas semanas de duración varias veces al año, en virtud de sus propiedades inmunoestimulantes, para curar los síntomas de resfriado, dolor de garganta, gripe e infecciones urinarias.
La Rosa Canina es un arbusto con forma de matorral que puede alcanzar 2 metros de altura, tiene flores blancas-rosadas. Una curiosidad: se llama canina porque se usaba para curar la rabia. Los pequeños frutos (bayas) de la Rosa Canina son la “fuente natural” más concentrada de Vitamina C, presente en cantidades de hasta 50-100 veces más respecto a algunos cítricos tradicionales (naranjas y limones).
El Zinc es un micronutriente fundamental para el desarrollo del organismo. Algunas funciones del sistema inmunitario están reguladas por la presencia de Zinc, cuya falta da lugar a un debilitamiento de las defensas inmunitarias. Algunos estudios han demostrado que un añadido de Zinc mejora la resistencia ante las enfermedades. Zinc y Echinácea son complementarios en el reforzamiento de las defensas inmunitarias.